viernes, 20 de noviembre de 2015

Trosky y el alfiler (VI)

Un día triste. Después de casi un año de tranquilidad y seguridad desde que llegara Rouse, una nueva desgracia volvía a sacudir su vida. La diferencia era que esta pérdida ya era definitiva, su abuelo se había ido para siempre, mientras que él guardaba la esperanza de volver a ver a su madre, e incluso, a su padre.

A decir verdad, su padre no le preocupaba tanto. Total, se fue sin despedirse, y ahora tenía a Rouse, que era algo parecido a un padre o así. Incluso había ido a verlo jugar al fútbol, y la función del colegio.

Pero su madre, cuánto la anhelaba. Y si volvía ..., ¿qué opinaría de Rouse? ¿Podrían vivir todos juntos? Para eso, deberían de gustarse, y ya sabía que los adultos hacían cosas un poco extrañas, aún le costaba comprender eso. Y si no se caían bien, y alejaba a Rouse de su vida. Por un instante sintió miedo, porque por primera vez no sintió la necesidad de que su madre volviera. Se rebeló contra sus pensamientos. No podía ser. No podía dejar a su madre de lado, pues lo siguiente sería olvidarla. Su madre estaba por encima de todo, y Rouse era una persona ajena a la familia, que se había cruzado en su vida por el azar. Eso pensaba él, que había sido el azar.




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